Tal era la palabra que Jehová habló respecto de Jehú, diciendo: Hijos tuyos hasta la cuarta generación se sentarán en tu lugar sobre el trono de Israel; y así sucedió.
Pero tuve revelación de Jehová, que decía: Tú has derramado mucha sangre, y has hecho grandes guerras; tú no edificarás Casa a mi Nombre, porque has derramado mucha sangre en tierra delante de mi vista.
Entonces salió a encontrarle Jehú vidente, hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat: ¿Debes tú ayudar a los malos, y amar a los que aborrecen a Jehová? Por esto pues la ira de la presencia de Jehová está sobre ti.
Y habiéndole crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes; para que se cumpliera lo dicho por el profeta: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mí ropa echaron suertes.
Varones hermanos: era necesario que se cumpliese la Escritura, que el Espíritu Santo habló de antemano, por boca de David, acerca de Judas, que fué guía de los que prendieron a Jesús.
Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Seguiré tras de estos merodeadores? ¿podré alcanzarlos? Y le respondió: Persigue, que sin falta los alcanzarás, y con seguridad recobrarás la presa.