y haced que se sienten dos hombres, hijos de Belial, enfrente de él, y testifiquen ellos contra él, diciendo: ¡Tú has renegado de Dios y del rey! Luego sacadle, y apedreadle, para que muera.
Y aquel que blasfemare el nombre de Jehová será muerto irremisiblemente: sin falta toda la Congregación le apedreará: sea extranjero o sea de vuestra raza, cuando blasfemare EL NOMBRE, será muerto.
A causa de esto los judíos procuraban con mayor empeño matarle; porque no solamente quebrantaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.