David entonces respondió a Gad: Me veo en muy grande estrecho. ¡Ruégote caigamos en manos de Jehová; porque grandes son sus compasiones; mas no caiga yo en mano de los hombres!
Por lo cual el mayordomo de palacio y los magistrados de la ciudad, con los ancianos y los ayos, enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y todo lo que mandares haremos; no queremos hacer rey a ninguno; haz lo que bien te pareciere.
Yo me indigné contra mi pueblo, profané mi herencia, y la entregué en tu mano: tú no tuviste de ellos piedad alguna; hasta sobre los ancianos agravaste excesivamente tu yugo.
Mas los hijos de Israel respondieron a Jehová: ¡Hemos pecado! ¡haz con nosotros según todo lo que fuere bueno a tus ojos, con tal que nos libres, te rogamos, en este día!
Llegando pues Gedeón a los hombres de Sucot, les dijo: ¡He ahí a Zeba y Zalmuna! de quienes me zaheristeis, diciendo: ¿Acaso los puños de Zeba y Zalmuna están ya en tu mano, para que demos pan a tus hombres cansados?
Con esto Samuel se lo refirió, palabra por palabra, y no le encubrió nada de ello. Entonces él respondió: ¡Jehová es; haga lo que fuere bueno a sus ojos!