Dijeron pues de ellos los príncipes: Dejadlos vivir. Y fueron constituídos leñadores y aguadores para toda la Congregación, concediéndoseles la vida, según les habían prometido los príncipes.
pero los constituyó Josué en aquel día leñadores y aguadores para el servicio de la Congregación y del altar de Jehová, hasta el día de hoy, en el lugar que él hubiere de escoger.