EN aquel día, leyendo en el Libro de Moisés a oídos del pueblo, se halló escrito en él que el Ammonita y el Moabita no habían de entrar jamás en la Congregación de Dios;
Luego levantándose en su puesto, leyeron en el Libro de la Ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y otra cuarta parte la pasaron haciendo confesión, y adorando a Jehová su Dios.
No se aparte de tu boca este Libro de la Ley; antes medita en ella de día y de noche, para que cuides de obrar de acuerdo con todo aquello que está en el escrito: porque entonces harás próspero tu camino, y entonces tendrás buen éxito.