Y quemaron a fuego la ciudad con cuanto en ella había; sólo que la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, los pusieron en el tesoro de la Casa de Jehová.
Y habiendo sido esto avisado a David, envió a encontrarlos; porque los hombres estaban sumamente avergonzados. Les dijo pues el rey: Deteneos en Jericó hasta que os crezca la barba, y después volveréis.
Estos también consagró el rey David a Jehová, además de la plata y el oro que se había traído de todas las naciones;--de Edom, y de Moab, y de los hijos de Ammón, y de los Filisteos, y de los Amalecitas.
Luego juntarás todos sus despojos en medio de su plaza, y quemarás totalmente la ciudad con todos sus despojos, en desagravio a Jehová tu Dios, y quedará hecho un montón de escombros para siempre; no será edificada jamás;
(y ten cuidado que no se pegue a tu mano nada del anatema), para que vuelva Jehová del ardor de su ira, y te conceda mercedes, y tenga de ti compasión, y te multiplique, como juró a tus padres;
E hirieron a filo de espada todas las almas que en ella había, destruyéndolas por completo; no quedó ninguno que respirase; y a Hazor la quemó a fuego.
Mas a Rahab la ramera y a la casa de su padre y a cuantos eran de ella, les conservó la vida Josué, (y ella habita en medio de Israel hasta el día de hoy), por cuanto había escondido a los emisarios que envió Josué para espiar a Jericó.
Y los diez cuernos que viste, y la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda, y comerán sus carnes, y a ella la quemarán con fuego.