Y habiendo sido esto avisado a David, envió a encontrarlos; porque los hombres estaban sumamente avergonzados. Les dijo pues el rey: Deteneos en Jericó hasta que os crezca la barba, y después volveréis.
Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas tramaba una conspiración; porque había enviado embajadores a So rey de Egipto, y no le envió tributo al rey de Asiria, como solía hacer de año en año. Por lo cual el rey de Asiria le privó de libertad, y le encerró en una cárcel.
Le dijo de nuevo Elías: Eliseo, ruégote te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Mas él dijo: ¡Por vida de Jehová, y por vida tuya, que no te dejaré! De modo que fueron a Jericó.
ENTRETANTO Josué hijo de Nun había enviado secretamente desde Sitim dos hombres, espías, diciendo: Andad, reconoced la tierra, y particularmente a Jericó. Ellos partieron pues, y entraron en case de cierta mujer ramera, llamada Rahab, y posaron allí.
Los hombres pues siguieron en su alcance, camino del Jordán, hasta los vados del río: y luego que los que los perseguían hubieron salido, se cerraron las puertas.