para que incline nuestro corazón hacia sí, a fin de que andemos en todos sus caminos, y para que guardemos sus mandamientos, y sus estatutos, y sus leyes, que prescribió a nuestros padres.
Efraim dirá: ¿Qué tengo yo ya que ver con los ídolos? Yo le he respondido, y le observaré; le seré como abeto verde procedente de mí es hallado tu fruto.
Ahora pues temed a Jehová, y servidle a él con sinceridad y en verdad; y desechad a los dioses que sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto, y servid a Jehová.