Éstas son pues las herencias que Eleazar el sumo sacerdote, y Josué hijo de Nun, y las cabezas de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel repartieron en herencia por sorteo, en Silo, delante de Jehová, a la entrada del Tabernáculo de Reunión. Así pues acabaron de repartir la tierra.