Todavía estoy tan fuerte el día de hoy, como estaba en aquel día en que Moisés me envió: cual era mi fuerza entonces, así es mi fuerza ahora para la guerra, tanto para salir como para entrar.
Los días de nuestros años son setenta años; y si a causa de mayor vigor alcanzan a ochenta años, aun así su jactada pujanza es afán y trabajo; porque presto se nos arrebata, y volamos.
Pero los que esperan a Jehová adquirirán nuevas fuerzas; se remontarán con alas, como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no desfallecerán.
Y ahora, he aquí que Jehová me ha dado vida, como prometió, estos cuarenta y cinco años, desde que Jehová dijo esta palabra a Moisés, cuando andaba Israel por el desierto; y ahora, he aquí que actualmente soy de edad de ochenta y cinco años.