A lo que les contestó: Alzadme y echadme a la mar, para que se os calme la mar; porque yo sé que por mi causa esta grande tempestad ha venido sobre vosotros.
Y David, cuando vió al ángel que hería al pueblo, habló a Jehová, y dijo: ¡He aquí que yo he pecado, y yo he obrado perversamente! mas estas ovejas, ¿qué han hecho? ¡Yo te ruego que sea tu mano contra mí y contra la casa de mi padre!
Y dijo David a Dios: ¿No fuí yo quien mandó que se numerase el pueblo? Yo soy quien pecó, y yo he hecho muy inicuamente; mas estas ovejas ¿qué han hecho? Oh Jehová, Dios mío, ruégote que sea tu mano contra mí y contra la casa de mi padre; mas no contra tu pueblo, para que haya plaga entre ellos.
Por lo mismo no podrán los hijos de Israel hacer frente a sus enemigos, sino que continuarán volviendo las espaldas delante de sus enemigos; porque han venido a ser anatema. Yo no tornaré más a estar con vosotros, a menos que destruyáis el anatema de en medio de vosotros.