Asimismo vendrán a ti, postrándose, los hijos de los que te afligieron; y a las plantas de tus pies se encorvarán todos los que te trataron con desprecio; y te llamarán la ciudad de Jehová; la Sión del Santo de Israel.
Por tanto todos los que te devoran serán devorados, y todos tus adversarios, si, todos ellos irán en cautiverio; y todos los que te despojan serán despojados, y todos los que te saquean serán saqueados.
¿A qué intento me traéis olíbano desde Sabá, y caña aromática de países lejanos? vuestros holocaustos no me son aceptos, y vuestros sacrificios no me agradan.
Luego oyóse el estruendo de numerosa compañía que se solazaba con ella; también con hombres del común del pueblo fueron traídos bebedores desde el desierto; los cuales pusieron brazaletes sobre las manos de las dos, y hermosas coronas sobre sus cabezas.
Sabá y Dedán y los comerciantes de Tarsis, y todos sus príncipes, te dirán ¿Para arrebatar el despojo has venido? ¿para saquear la presa has reunido esa tu multitud? ¿para llevarte plata y oro, para tomar ganados y bienes, para arrebatar grandes despojos?
Por eso se encendió la ira de Jehová contra Israel; y los entregó en mano de robadores que los saquearon, y los vendió en mano de sus enemigos de al derredor; de manera que no pudieron ya parar delante de sus enemigos.
y los vendió Jehová en mano de Jabín, rey de Canaán, que reinaba en Hazor, siendo el jefe de su ejército Sísara, el cual habitaba en Haroset de las Naciones.
A lo que ella dijo: De seguro iré yo contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que vas a emprender; porque en mano de una mujer venderá Jehová a Sísara. Levantóse pues Débora y fué con Barac a Cades de Galilea.