Luego colocó a todo el pueblo, cada uno con sus armas en la mano, desde el costado derecho de la Casa hasta el costado izquierdo de la Casa, vueltas las caras hacia el altar y la Casa; junto al rey y en derredor suyo.
Y cobró ánimo, y edificó todo el muro que estaba derribado, e hizo elevar más las torres; y por fuera edificó otro muro, e hizo fuerte la fortaleza de la ciudad de David; y fabricó armas arrojadizas y escudos en abundancia.
Asimismo los que edificaban el muro, y los que llevaban cargas, y los que les cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y con la otra tenían asida un arma arrojadiza.
Y ni yo, ni mis hermanos, ni mis mozos, ni la gente de la guardia que me seguía, ninguno de nosotros se quitaba la ropa; y cada uno iba con su arma al agua.