la cual ha convertido mi vid en una desolación, y mi higuera en rama quebrada; las ha descortezado completamente, y las ha desechado; sus sarmientos se han vuelto blancos.
Y subió la langosta sobre toda la tierra de Egipto, y posó en todos los términos de Egipto, excesivamente grave: antes de ella nunca hubo langosta como ésta, ni después de ella jamás habrá otra igual;
pues cubrió la haz de toda la tierra, de modo que la tierra fué obscurecida; y comió toda planta de la tierra, y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo: por manera que no quedó nada verde en árbol ni en planta del campo, en toda la tierra de Egipto.
y la convertiré en una desolación: no será podada ni labrada, y subirán las zarzas y los espinos; y a las nubes impondré mandato que no lluevan gota sobre ella.
Los acabaré del todo, dice Jehová: no habrá uvas en la vid, ni habrá higos en la higuera, y hasta la hoja se marchitará; y las cosas que les he dado pasarán de ellos.
Y asolaré sus vides y sus higueras, de las cuales ella decía: Estas son mi galardón, el cual me han dado mis amantes; y las convertiré en bosque, y las bestias del campo las comerán.
La vid está seca, la higuera languidece; el granado, y la palma, y el manzano, y en fin, todos los árboles del campo están marchitos ya. ¡Aullad, porque el gozo se ha acabado entre los hijos de los hombres!
Os he herido de tizón y de añublo; la multitud de vuestras huertas y de vuestras viñas, y de vuestras higueras y de vuestros olivares, ha devorado la langosta: mas no os habéis convertido a mí, dice Jehová.
Mas aunque la higuera no floreciere, y no hubiere fruto en la vid; aunque faltare el producto del olivo, y los campos nada dieren de comer; aunque las ovejas fueren destruídas del aprisco, y no hubiere ganado en los pesebres;
Y reprenderé por vuestra causa el insecto devorador, y no os destruirá los frutos del suelo; y vuestra vid no abortará su producto en el campo, dice Jehová de los Ejércitos.