¡Apaciéntase de ceniza, un corazón engañado le extravía, de modo que no pueda libertar a su alma, ni decir: ¿No hay acaso una mentira en mi mano derecha?
¡Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, obra, oh Jehová, por causa de tu mismo nombre; pues que se han multiplicado nuestras recaídas; hemos pecado contra ti!
¡Oh Jehová! ¿no están tus ojos dirigidos hacia la verdad? tú los castigaste, mas no se dolieron; los consumiste, mas se negaron a recibir la corrección; han hecho sus rostros más duros que la roca; rehusan volverse a ti.
Por tanto el león del bosque los mata; el lobo del desierto los saquea; el leopardo vigila en torno de sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere, será despedazado: porque sus transgresiones son muchas, y son agravadas sus reincidencias.
¡Escucha, oh tierra! He aquí que voy a traer el mal sobre este pueblo, es a saber, el fruto de sus mismos pensamientos: porque no han escuchado mis palabras, y en cuanto a mi ley, la han rechazado con desprecio.
También todo Israel ha traspasado tu ley, apartando el oído para no escuchar tu voz; por lo cual se ha derramado sobre nosotros la maldición y la execración que está escrita en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque hemos pecado contra él.
Y ahora pecan más y más, y de su plata han hecho para sí imágenes fundidas, ídolos fabricados según su propia inteligencia; todo ello obra de artífice: de ellos se dice: Ofrecen en sacrificio hombres, y besan a becerros.
¶Mirad que no rehuséis al que habla, porque si no escaparon aquellos, cuando rehusaron al que declaró la voluntad de Dios sobre la tierra, mucho menos nosotros, si apartáremos los oídos de Aquel que nos la declara desde el cielo: