¶Por manera que desechó Jehová a toda la simiente de Israel, y afligiólos, y entrególos en mano de quienes los saqueaban; hasta que acabase de arrojarlos de su presencia.
Allí temblaron de espanto: para ti no hay motivo de espanto; ¡porque Dios dispersó los huesos de aquel que asentó campamento contra ti! ¡Tú los avergonzaste, por cuanto Dios los ha desechado!
¿Has rechazado del todo a Judá? ¿o tiene tu alma aborrecida a Sión? ¿por qué pues nos has herido de modo que no hay para nosotros cura? ¡Esperábamos la paz, pero no vino ningún bien; tiempo de sanidad, mas he aquí desmayo!
Y cuando te preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo maliciosamente: ¿Cuál es la carga que viene de Jehová? entonces les dirás lo que es la carga; a saber: Yo os desecharé, dice Jehová.
¡Rapa, oh Sión, las guedejas de tu nazareato, y arrójalas de ti; y alza sobre los cerros pelados una lamentación! porque Jehová ha despreciado y desechado la generación de su ira:
¶Vosotros sois la sal de la tierra: pero si la sal hubiere perdido su sabor, ¿con qué será ella misma salada? No sirve ya para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.