luego dirás: ¡Oh Jehová, tú has hablado contra este lugar para destruirlo, de modo que no quede en él habitante, ni hombre ni bestia, sino que sea desolaciones perpetuas!
Y cuando esta epístola haya sido leída entre vosotros, haced que se lea también en la iglesia de los laodicenses; y que vosotros también leáis la otra, traída de Laodicea.