Mi corazón da alaridos por Moab, cuyos fugitivos huyen hasta Zoar, como una novilla de tres años: porque por la cuesta de Luhit van subiendo con lloro; porque en el camino de Horonaim alzan el grito de quebranto:
¡Como el calor en lugar de sequía se mitiga, así abates la algazara de los extraños; como se reduce el calor con la sombra de una nube; así se humilla la canción triunfal de los tiranos!
Y en aquel día, dice Jehová, habrá voz de clamor procedente de la puerta del Pescado, y un aullido de la ciudad segunda, y un gran crujido desde las colinas.