Ora sea buena, ora sea mala, obedeceremos la voz de Jehová nuestro Dios, a quien te enviamos; para que nos vaya bien cuando obedezcamos la voz de Jehová nuestro Dios.
Entonces tomó el Libro del Pacto, y lo leyó en alta voz a oídos del pueblo; y ellos respondieron: ¡Nosotros haremos todo cuanto ha dicho Jehová, y seremos obedientes!
sino más bien esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo; y andad en todo el camino que os he ordenado, para que os vaya bien.
Lo que es bueno pues ¿vino a ser muerte para mí? No tal; sino antes, el pecado, para que fuese manifestado como pecado, obrando muerte en mí por medio de lo que es bueno; para que, por medio del mandamiento, el pecado viniese a ser sobremanera pecaminoso.
¿Qué diremos pues? ¿Es acaso la ley pecado? ¡No se diga nunca! Al contrario, no hubiera yo conocido el pecado, excepto por medio de la ley: pues no hubiera conocido la concupiscencia si la ley no hubiera dicho: No codiciarás.
Llégate tú, y oye todo lo que dijere Jehová nuestro Dios; luego tú hablarás con nosotros todo lo que te dijere Jehová nuestro Dios; así nosotros lo oiremos y cumpliremos.
¡Oh si permaneciera con ellos este sentir suyo, a fin de que me teman, y guarden todos mis mandamientos en todo tiempo, para que les vaya bien a ellos y a sus hijos para siempre!
En todo el camino que os ha prescrito Jehová vuestro Dios, andaréis, a fin de que viváis, y os vaya bien, prolonguéis los días en la tierra que vais a heredar.