Si permaneciereis quietos en esta tierra, yo os edificaré y no os derribaré; os plantaré también y no os arrancaré; porque me pesa de todo el mal que os he hecho.
Luego extendió el ángel su mano hacia Jerusalem para destruirla; pero Jehová se dolió del mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: ¡Basta; detén ahora tu mano! Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.
¿Acaso Ezequías rey de Judá y todo Judá trataron siquiera de darle muerte? Al contrario ¿no temió el rey a Jehová, y suplicó el favor de Jehová, de modo que Jehová se arrepintió del mal que había pronunciado contra ellos? ¿Y nosotros por ventura hemos de hacer tan grande mal contra nosotros mismos?
Pero la nación que sometiere su cerviz al yugo del rey de Babilonia y le sirviere, yo haré que permanezca en su propia tierra, dice Jehová, y la cultivará y habitará en ella.
Y sucederá que de la manera que yo velaba sobre ellos para arrancar, y para dispersar, y para derribar, y para destruir, y para afligir, así velaré sobre ellos para edificar y para plantar, dice Jehová.
Y las naciones que quedaren en vuestros alrededores conocerán que yo Jehová he reedificado lo que estaba derribado, y he plantado lo que estaba desolado. Yo Jehová lo he dicho, y yo lo haré.
¿Cómo te he de abandonar, oh Efraim? ¿podré yo entregarte, oh Israel? ¿cómo te he de hacer como Adma? ¿cómo te pondré como Zeboim? ¡se ha revuelto mi corazón dentro de mí, mis compasiones todas juntas están encendidas!
rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos, y volveos a Jehová vuestro Dios; porque él es clemente y compasivo, lento en iras y grande en misericordia, y se arrepiente del mal que amenaza traer.
Y oró a Jehová, diciendo: ¡Oh Señor! ¿no es esto mismo lo que yo decía mientras estaba en mi propio país? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque conocía que eres un Dios clemente y compasivo, lento en iras y grande en misericordia, y que te arrepientes del mal que has amenazado traer.
Pues cuando Jehová les levantaba jueces, era Jehová con el juez, y los salvaba de mano de sus enemigos, todos los días de aquel juez; porque Jehová se compadecía de sus gemidos a causa de los que los oprimían y hostigaban.