Tus caminos y tus hechos te han procurado estas cosas; esto es el fruto de tu maldad; ¡ciertamente que es amargo; ciertamente alcanza hasta tu corazón!
ASÍ dice Jehová: ¿Dónde está la carta del divorcio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿o a cuál de mis acreedores os he vendido? He aquí que por vuestras iniquidades fuisteis vendidos; y por vuestras transgresiones fué repudiada vuestra madre.
Y este pueblo a quien ellos profetizan, quedarán tendidos por las calles de Jerusalem, a causa del hambre y de la espada, y no habrá quien los entierre, ni a ellos, ni a sus mujeres, ni a sus hijos, ni a sus hijas; porque derramaré sobre ellos su maldad.
Tu misma maldad te reprenderá, y tus propias apostasías te corregirán; para que sepas y veas que es cosa mala y amarga el haber tú dejado a Jehová tu Dios, y el no estar mi temor en ti, dice el Señor Jehová de los Ejércitos.
¿Acaso Ezequías rey de Judá y todo Judá trataron siquiera de darle muerte? Al contrario ¿no temió el rey a Jehová, y suplicó el favor de Jehová, de modo que Jehová se arrepintió del mal que había pronunciado contra ellos? ¿Y nosotros por ventura hemos de hacer tan grande mal contra nosotros mismos?
Y sucederá cuando preguntareis: ¿Por qué causa trae Jehová nuestro Dios estas cosas sobre nosotros? que les responderás: De la manera que me habéis dejado a mí, y habéis servido a dioses extraños en vuestra tierra, así serviréis a los extraños en una tierra que no es vuestra.
¡Escucha, oh tierra! He aquí que voy a traer el mal sobre este pueblo, es a saber, el fruto de sus mismos pensamientos: porque no han escuchado mis palabras, y en cuanto a mi ley, la han rechazado con desprecio.
Y ellos no consideran en su corazón que yo me acuerdo de todas sus maldades: ahora sus obras detestables los tienen cercados; delante de mi vista están.