¡Haced mención de ello a las naciones; ved, anunciad a Jerusalem, que vienen sitiadores de una tierra lejana, y hacen resonar su voz contra las ciudades de Judá!
Entonces vino el profeta Isaías al rey Ezequías, y le preguntó: ¿Qué te han dicho esos hombres? ¿y de dónde han venido a ti? Y respondió Ezequías: De una tierra lejana han venido a mí; de Babilonia.
Pues he aquí que voy a convocar a todas las tribus de los reinos del norte, dice Jehová, las cuales vendrán, y pondrán cada cual su trono a la entrada de las puertas de Jerusalem, así contra todos sus muros a la redonda, como contra todas las ciudades de Judá.
Contra él rugieron los leoncillos, y dieron sus bramidos; y convirtieron su tierra en una desolación: sus ciudades han sido quemadas; quedan sin habitante.
Escuchad el oráculo de Jehová, oh naciones, anunciadlo también a las islas lejanas, y decid: El que esparció a Israel, le recogerá, le guardará, como el pastor a su grey.
EN el año noveno de Sedequías rey de Judá, en el mes décimo, había venido Nabucodonosor rey de Babilonia, con todo su ejército a Jerusalem, y la habían cercado;
He aquí que voy a traer contra vosotros una nación de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; nación poderosa, nación antiquísima es; nación cuya lengua tú no conoces, ni entiendes lo que dicen.
Por tanto el león del bosque los mata; el lobo del desierto los saquea; el leopardo vigila en torno de sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere, será despedazado: porque sus transgresiones son muchas, y son agravadas sus reincidencias.
¡Publicad entre las naciones! ¡haced proclamación! ¡alzad la señal! ¡haced proclamación! ¡no lo encubráis! decid: ¡Tomada ha sido Babilonia! ¡Bel está avergonzado, Merodac aterrado! ¡sus imágenes están avergonzadas, sus ídolos aterrados!
¡Escucha, oh tierra! He aquí que voy a traer el mal sobre este pueblo, es a saber, el fruto de sus mismos pensamientos: porque no han escuchado mis palabras, y en cuanto a mi ley, la han rechazado con desprecio.
empuñan arco y venablo; crueles son y no usan de misericordia; su voz resuena como la mar; y sobre caballos vienen montados, puestos en orden, como un solo hombre, para la guerra, contra ti, ¡oh hija de Sión!
He aquí, la voz del grito de la hija de mi pueblo suena desde una tierra muy remota: ¿Acaso no está Jehová en Sión? ¿no está en ella su Rey? Antes bien, ¿por qué me han provocado a ira con sus esculturas, y con sus vanidades traídas de una tierra extraña?
En su mano derecha está la adivinación que sale contra Jerusalem, para colocar los arietes, para abrir la boca incitando a la matanza, para alzar la voz con algazara, para colocar los arietes contra las puertas, para levantar terraplenes, para edificar torres.