Mas ellos se mofaban de los mensajeros de Dios, y despreciaban las palabras de él, y hacían escarnio de sus profetas, en grado que subió de punto la ardiente indignación de Jehová contra su pueblo, hasta no haber remedio.
Por tanto tú les dirás esta palabra: ¡Desháganse mis ojos en lágrimas, día y noche, sin cesar nunca; porque la virgen hija de mi pueblo está quebrantada con quebranto grande, y con una herida muy maligna!
¿Has rechazado del todo a Judá? ¿o tiene tu alma aborrecida a Sión? ¿por qué pues nos has herido de modo que no hay para nosotros cura? ¡Esperábamos la paz, pero no vino ningún bien; tiempo de sanidad, mas he aquí desmayo!
¿Por qué es perpetuo mi dolor; y mi herida desahuciada rehusa ser curada? ¿Serás del todo para conmigo como un torrente falaz, como aguas que engañan la esperanza?
¿Por qué clamas a causa de tu llaga? tu dolor es sin remedio. A causa de la grandeza de tu iniquidad, y por haberse aumentado tus pecados, te he hecho estas cosas.
Como una fuente brota sus aguas, así brota ella su maldad: violencia y rapiña se oyen en ella; delante de mí continuamente están sus enfermedades y sus heridas.
MEM.- ¿Cómo podré exhortarte? ¿a qué he de semejarte, oh hija de Jerusalem? ¿con qué te compararé, para poderte consolar, oh virgen hija de Sión? porque grande como el mar es tu quebranto; ¿quien pues te sanará?
¶Y me dijo: Hijo del hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. He aquí que dicen: ¡Se han secado nuestros huesos, y ha perecido nuestra esperanza; somos enteramente cortados!
Cuando vió Efraim su enfermedad y Judá su llaga, acudió Efraim a Asiria, y Judá envió a un rey adversario; mas él no podrá sanaros, ni os curará la llaga.
¡Porque están ya desahuciadas las llagas de ella; pues que llega el mal hasta Judá; alcanza el castigo hasta las puertas de mi pueblo, hasta Jerusalem!
No hay cura para tu quebranto; gravísima es tu herida; todos los que oyeren el rumor de ti, darán palmadas sobre ti; porque ¿sobre quien no ha pasado continuamente tu maldad?