¡No te enojes, oh Jehová, hasta el extremo, ni te acuerdes para siempre de la iniquidad! ¡he aquí, mira, te rogamos, que todos nosotros somos pueblo tuyo!
Anda pues y proclama estas palabras hacia el norte, y dirás: ¡Vuélvete, oh apóstata Israel, dice Jehová; no os miraré con rostro ceñudo; porque misericordioso soy, dice Jehová; no guardaré la ira para siempre!
Estuve atento y escuché; mas no hablaban lo que es recto; no hubo quien se arrepintiese de su maldad, diciendo: ¿Qué he hecho yo? Cada uno de ellos se ha vuelto a su carrera, como el caballo se lanza arrebatadamente a la batalla.
¡AY de aquellos que traman la iniquidad y obran la maldad sobre sus camas! Al aclararse la mañana, la ponen por obra, porque está en el poder de su mano.
sus dos manos están listas para hacer maldad; el príncipe pide regalos, y el juez decide por cohecho, también el grande habla sin reparo del deseo de su alma: y así entretejen las intrigas.