Sus cabezas juzgan por premios, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y con todo, se apoyan en Jehová, diciendo: ¿Acaso no está Jehová en medio de nosotros? ¡no vendrá pues sobre nosotros ningún mal!
Y cuando los jefes de los sacerdotes y los escribas vieron las maravillas que él hacía, y a los niños que aclamaban en el Templo, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron mucho;