y cuando el rey Joaquim, y todos los hombres valerosos y todos los, príncipes oyeron sus palabras, el rey procuraba darle muerte; mas lo supo Urías, y tuvo temor, y huyó y se fué a Egipto.
¡Vive Jehová tu Dios! que no hay nación o reino adonde no haya enviado mi señor a buscarte; y cuando decían: No está; exigía juramento a aquel reino, o a aquella nación, de que no te podían hallar.
Y airóse Asa contra el vidente y le echó en una cárcel; porque estaba enojado con él a causa de esto: y Asa maltrató a varios del pueblo en ese tiempo.
¶Y cuando los príncipes de Judá oyeron estas cosas, subieron de la casa del rey a la Casa de Jehová, y se sentaron a la entrada de la puerta Nueva de la Casa de Jehová.
Entonces mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec, y a Seraya hijo de Azriel, y a Selemías hijo de Abdeel, que prendiesen a Baruc escriba, y a Jeremías profeta; pero los escondió Jehová.
Entonces dijeron los príncipes al rey: Rogámoste que este hombre sea muerto; porque debilita las manos de los hombres de guerra que nos quedan aún en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no procura el bienestar de este pueblo, sino su mal.
Cuando, pues, os persiguieren en una ciudad, huíd a otra; porque en verdad os digo que no acabaréis de andarlas ciudades de Israel, hasta que venga el Hijo del hombre.
Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero al alma no la pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir así el alma como el cuerpo en el infierno.