Acercóse entonces Sedequías hijo de Canaana, y dándole a Micaya una bofetada, le dijo: ¿Por dónde pasó el Espíritu de Jehová de mí, para hablar contigo?
Mas si ellos hubieran estado en mi privanza, habrían hecho que mi pueblo oyese mis palabras, y los hubieran hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.
Ya no os llamo siervos; porque el siervo no sabe lo que hace su señor: mas os he llamado amigos; porque todo cuanto he oído de parte de mi Padre, os lo he dado a conocer.