mas él mismo caminó, desierto adentro, la jornada de un día: y llegado, sentóse debajo de un arbusto, y pidió para sí la muerte, diciendo: ¡Ya basta, oh Jehová, quítame la vida; porque no soy yo mejor que mis padres!
desde la planta del pie hasta la cabeza, no queda ya en él cosa sana, sino heridas y cardenales y llagas recientes; no han sido cerradas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
¡Escuchadme, los que conocéis la justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley! no temáis el vituperio de los hombres, ni os acobardéis con motivo de sus ultrajes:
¡Ay de mí, madre mía! ¿por qué me diste a luz, hombre de contención, como soy, y hombre de discordia, para toda esta tierra? No he prestado dinero a interés, ni me lo han prestado a mí; y sin embargo cada uno de ellos me maldice.
¿Por qué es perpetuo mi dolor; y mi herida desahuciada rehusa ser curada? ¿Serás del todo para conmigo como un torrente falaz, como aguas que engañan la esperanza?
¡Acostémonos pues en nuestra ignominia, y cúbranos nuestra confusión; porque hemos pecado contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra mocedad hasta el día de hoy, y no hemos obedecido la voz de Jehová nuestro Dios!
LAMED.- ¿Acaso nada os importa, a todos los que me pasáis de largo? ¡Mirad y ved, si hay dolor como el dolor mío, que me ha sobrevenido; con el cual Jehová me ha afligido en el día de su ira ardiente!
¿Por qué me haces ver la iniquidad, y miras tú inmoble la maldad? pues que la opresión y la violencia están delante de mí; y hay contienda, y se levantan pleitos.
En verdad, en verdad os digo, que vosotros lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se regocijará: vosotros estaréis tristes, pero vuestro dolor se convertirá en gozo.
Por causa de lo cual también padezco estas cosas; sin embargo, no me avergüenzo; porque yo sé a quien he creído, y estoy seguro que él es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día.
mirando a Jesús, autor y consumador de nuestra fe, el cual por el gozo que fué puesto delante de él, soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra de Dios.