Aunque aquel hombre haya engendrado cien hijos, y aunque viviere muchos años, de manera que sean muchos los días de sus años, y con todo su alma no se hartare del bien, y además él careciere de sepultura; ¡digo que más feliz es un abortivo que él!
¡Ay de mí, madre mía! ¿por qué me diste a luz, hombre de contención, como soy, y hombre de discordia, para toda esta tierra? No he prestado dinero a interés, ni me lo han prestado a mí; y sin embargo cada uno de ellos me maldice.