Ahora pues ¿qué tienes que ver con el camino de Egipto, para que bebas las aguas del Nilo? o ¿qué tienes que ver con el camino de la Asiria, para que bebas de las aguas del río Eufrates?
¿Cómo puedes decir: No me he profanado; tras de los Baales no he andado? ¡Mira tus caminos en el valle! ¡sabe lo que has hecho! eres una dromedaria en celo, que enreda sus carreras;
El viento de mi ira acabará con todos tus pastores, y tus amantes irán en cautiverio. Cierto que entonces te avergonzarás, y te llenarás de confusión a causa de todos tus pecados.
Así dice Jehová, el Dios de Israel: Así diréis al rey de Judá que os ha enviado a mí para consultarme: He aquí que el ejército de Faraón, que salió para ayudaros, ya volvió a su tierra, a Egipto;
Las naciones ya tienen noticia de tu oprobio, y tus alaridos llenan la tierra; porque, en la fuga, valiente tropieza con valiente, entrambos caen juntos.
PI- Con todo esto, nuestros ojos desfallecían de esperar nuestro vano socorro; puestos en nuestra atalaya, tendíamos la vista hacia una nación que no nos podía salvar.
Cuando asieron de ti por el puño, te rompiste, y les lastimaste todo el hombro; y cuando se apoyaron sobre ti, te hiciste pedazos, y del todo los derrengaste.
También el ídolo mismo será llevado a Asiria, como ofrenda al rey adversario: Efraim recibirá vergüenza, e Israel será avergonzado de su propio consejo.
EFRAIM se alimenta de viento, y persigue al solano; de continuo multiplica las mentiras y las causas de destrucción: hacen pacto con Asiria, y aceite es llevado a Egipto.
Asiria no nos ha de salvar; ya no montaremos en caballos; no diremos más a las hechuras de nuestras mismas manos: dioses nuestros sois: porque en ti halla misericordia el huérfano.
Cuando vió Efraim su enfermedad y Judá su llaga, acudió Efraim a Asiria, y Judá envió a un rey adversario; mas él no podrá sanaros, ni os curará la llaga.