¿Pero en dónde están tus dioses que has hecho para ti? ¡levántense ellos, si te pueden salvar en el tiempo de tu calamidad! porque conforme al número de tus ciudades son tus dioses, ¡oh Judá!
Entonces dijo Eliseo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo que ver contigo? ¡Véte a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre! Y le dijo el rey de Israel: ¡No tal; porque Jehová ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos del rey de Moab!
¡Congregaos, y venid; acercaos a una, los que habéis escapado de las naciones! ¡Nada saben los que cargan con un leño, escultura suya, y oran a un dios que no puede salvar!
Le alzan sobre el hombro, y cargan con él, y le colocan en su lugar, donde se quedará; de su sitio no se puede mover; además, se le invoca, mas él no responde; de su apretura no los puede librar.
Cuando clamas por auxilio, ¡líbrete tu turba de dioses! Mas el viento se los llevará a todos ellos; un soplo los disipará: pero el que pusiere su confianza en mí, poseerá la tierra, y heredará mi santo monte.
Y pronunciaré mis juicios contra ellas respecto de toda su maldad; por cuanto me han dejado a mí, y queman incienso a otros dioses, y se postran ante la obra de sus mismas manos.
Entonces las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalem irán y clamarán a los dioses a quienes ellos han quemado incienso: mas éstos de ningún modo los salvarán en el tiempo de su calamidad.
Porque conforme al número de tus ciudades son tus dioses, oh Judá; y conforme al número de las calles de Jerusalem, a habéis erigido altares a aquella cosa vergonzosa; altares para quemar incienso a Baal.
¡ISRAEL es una vid lozana, mas lleva fruto para sí mismo conforme a la abundancia de su fruto, multiplica sus altares; cuánto mejor sea su tierra, tanto mejoran ellos sus estatuas!
¿De qué aprovechan las esculturas cuando su artífice las haya esculpido; también la imagen fundida, y el maestro de mentiras, para que haciendo ídolos mudos, el artífice confíe en su propia hechura?
¡Ay de aquel que dice al leño: Despierta; y a la muda piedra: Levántate! ¿Acaso ésta puede enseñar? He aquí que está cubierta de oro y de plata; mas en su interior no hay espíritu alguno.