Y quemó incienso en el Valle del Hijo de Hinom, y consumió a sus mismos hijos en el fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había desposeído delante de los hijos de Israel.
Él también hizo pasar a sus hijos por el fuego en el Valle del Hijo de Hinom, y era observador de agüeros, y practicaba adivinación, y ejercitaba la hechicería, y tuvo trato con espíritu pitónico, y con los mágicos; e hizo mucha maldad a los ojos de Jehová, para provocarle a ira.
Entonces Jehová me dijo: Proclama todas estas palabras en las ciudades de Judá, y en las calles de Jerusalem, diciendo: Escuchad las palabras de este pacto y cumplidlas.
Así dice Jehová: Ponte en pie en el atrio de la Casa de Jehová, y habla a los de todas las ciudades de Judá, que vienen a adorar en la Casa de Jehová, todas las palabras que yo te mando decirles; no disminuyas palabra de ello.
Anda pues y proclama estas palabras hacia el norte, y dirás: ¡Vuélvete, oh apóstata Israel, dice Jehová; no os miraré con rostro ceñudo; porque misericordioso soy, dice Jehová; no guardaré la ira para siempre!
y edificaron los altos de Baal que están en el Valle del hijo de Hinom, para hacer que sus hijos y sus hijas pasen por el fuego a Moloc; cosa que no les mandé yo, ni me pasó por el pensamiento que hiciesen esta abominación; para hacer pecar a Judá.
Ponte en pie en la puerta de la Casa de Jehová, y proclama allí esta palabra; dirás pues: ¡Oíd el oráculo de Jehová, todos los habitantes de Judá que entráis por estas puertas para adorar a Jehová!
Luego subía la línea al Valle del hijo de Hinom, al lado meridional del Jebuseo, (el cual es Jerusalem.) Entonces subía la línea a la cumbre del monte que está delante del Valle de Hinom por el lado del oeste, que está al extremo del Valle de Refaim, por el lado del norte.