los cuales dicen al leño: ¡Mi padre eres! y a la piedra: ¡Tú me has dado a luz! porque me han vuelto las espaldas y no la cara: mas en el tiempo de su calamidad, dirán: ¡Levántate y sálvanos!
asimismo sus tropas mercenarias, en medio de ella, son como becerros cebados: pues ellos también se vuelven atrás; huyen juntamente; no se detienen: porque el día de su calamidad ya vino sobre ellos, el tiempo de su visitación.
Aunque él sea el más fecundo entre sus hermanos, vendrá un viento solano, soplo de Jehová, procedente del desierto; y se secará su manantial, y su fuente se agotará: el enemigo despojará el tesoro de todas sus alhajas deleitosas.
Hará Jehová que seas herido delante de tus enemigos. Por un solo camino saldrás contra ellos, mas por siete caminos huirás delante de ellos; y estarás sujeto a maltratamiento en todos los reinos de la tierra.
y te esparcirá Jehová entre todos los pueblos, de un cabo de la tierra hasta el otro cabo de la tierra; y servirás allí a otros dioses que no has conocido, ni tú ni tus padres, dioses de palo y de piedra.
Por lo cual se encenderá mi ira contra él en aquel día, y le dejaré, y esconderé mi rostro de él; de manera que será consumido, y le alcanzarán muchos males y angustias. Y él dirá en aquel día: ¿No es por cuanto no está mi Dios en medio de mí, que me han alcanzado estos males?
Mía es la venganza y la retribución; al debido tiempo resbalará su pie; porque se acerca el día de su calamidad, y se apresuran los males preparados para ellos.