Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tus palabras me eran el gozo y el regocijo de mi corazón; pues soy llamado de tu nombre, ¡oh Jehová, Dios de los Ejércitos!
De manera que se fué todo el pueblo a comer y a beber, y a enviar porciones a los demás, y a hacer grandes alegrías; por haber entendido las palabras que se les habían enseñado.
¿Por qué has de ser como hombre atónito, como un valiente que no puede salvar? ¡Mas tú, oh Jehová, estás en medio de nosotros, y de tu nombre somos llamados! ¡no nos dejes!
Oh tú que eres llamada Casa de Jacob, ¿hase estrechado el Espíritu de Jehová? ¿son éstas por ventura obras suyas? ¿no es cierto que mis palabras hacen bien al que anda rectamente?