Sí, la han convertido en una desolación; se me queja a mí siendo desolada: desolada está toda la tierra; por cuanto no hay hombre que reflexione en su corazón.
Mejor es ir a la casa del duelo, que ir a la casa del banquete; porque aquello es el paradero de todo el género humano, y el que vive debe poner esto en su corazón.
Por tanto derramó sobre ellos el ardor de su ira, y la violencia de guerra; lo cual le ha incendiado todo en derredor, pero él no hace caso; y le consume, mas él no pone en ello su corazón.
EL justo perece, mas ninguno hace caso de ello; y los hombres piadosos mueren, sin que nadie reflexione, que el justo es quitado de delante del mal que viene.
¡Voz de noticias! ¡He aquí que viene, y una grande conmoción desde la tierra del Norte, para tornar las ciudades de Judá en una desolación, y en morada de chacales!
Derrama antes tu ardiente indignación sobre las naciones que no te conocen, y sobre las familias que no invocan tu nombre; porque han devorado a Jacob, sí, le han devorado y consumido, y han asolado su habitación.
Y haré que sea esta ciudad objeto de asombro y de silbido; todo aquel que pasare junto a ella quedará asombrado y silbará, a causa de todas sus plagas.
Porque la tierra está atestada de adúlteros, y porque a causa de juramentos falsos se enluta la tierra: están secados los pastos del desierto; puesto que la carrera de estas gentes es hacia el mal, y su valentía consiste en hacer lo que no es recto.
¡Destrucción sobre destrucción es anunciada; porque toda la tierra es dada a saco; súbitamente son saqueadas mis tiendas, en un momento las cortinas de mi habitación!
Por esto la tierra se pondrá de luto, y se ennegrecerán los cielos allá arriba; porque yo lo he dicho, yo lo tengo resuelto, y no cambio de propósito, ni me apartaré de ello.
A causa de las montañas alzaré lloro y llanto, y por los pastos del desierto, lamentación; porque están quemados, de modo que ninguno pasa por ellos, ni se oye la voz de ganado: desde las aves del cielo hasta las bestias, todo ha huído, se ha ido.
Y convertiré a Jerusalem en montones de escombros, dice Jehová, en albergue de chacales; y las ciudades de Judá las tornaré en una desolación sin habitante.
Responde a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y os lamentasteis en el mes quinto y en el séptimo, es decir, durante estos setenta años, ¿acaso ayunasteis en manera alguna para mí? digo, ¿para mí?
Si no escuchareis, y si no hiciereis caso de ello, para dar gloria a mi Nombre, dice Jehová de los Ejércitos, entonces enviaré sobre vosotros una maldición, y maldeciré vuestras bendiciones; y también las he maldecido ya, porque no hacéis caso de mí.