¿Habrá acaso entre las vanidades de los paganos quien haga llover? ¿o pueden los cielos mismos dar aguaceros? ¿no eres tú más bien, oh Jehová, Dios nuestro? Esperaremos pues en ti, porque tú haces todas estas cosas.
empero mi pueblo se olvida de mí; queman incienso a la vanidad; y sus guías los hacen tropezar en sus caminos, en las vías antiguas, para que anden en veredas torcidas, por un camino no allanado;
Y yo encenderé fuego en la casa de los dioses de Egipto; y a unos de ellos Nabucodonosor los quemará, y a otros los llevará cautivos; y se vestirá de la tierra de Egipto, como un pastor se viste de su ropa; y saldrá de allí en paz.
¡Publicad entre las naciones! ¡haced proclamación! ¡alzad la señal! ¡haced proclamación! ¡no lo encubráis! decid: ¡Tomada ha sido Babilonia! ¡Bel está avergonzado, Merodac aterrado! ¡sus imágenes están avergonzadas, sus ídolos aterrados!
¿Acaso se avergüenzan cuando cometen abominaciones? No por cierto, que en nada se avergüenzan, ni aun saben ruborizarse: por tanto caerán entre los que caen; al tiempo que sean visitados serán derribados, dice Jehová.
He aquí, la voz del grito de la hija de mi pueblo suena desde una tierra muy remota: ¿Acaso no está Jehová en Sión? ¿no está en ella su Rey? Antes bien, ¿por qué me han provocado a ira con sus esculturas, y con sus vanidades traídas de una tierra extraña?
Han llegado ya los días de visitación, han llegado los días de retribución; (los conocerá Israel, el cual dice: ¡El profeta es un insensato, el hombre inspirado está loco!) a causa de la muchedumbre de tu iniquidad, y por ser grande tu rencor.
Y acontecerá en aquel día, dice Jehová de los Ejércitos, que cortaré de la tierra hasta el nombre de los ídolos, y no habrá más memoria de ellos: y a los profetas también y al espíritu inmundo los haré pasar de la tierra.
¡Señores! ¿por qué hacéis esto? ¡Nosotros también somos hombres como vosotros, sujetos a enfermedad, y os predicamos el evangelio, para que de estas vanidades os volváis al Dios vivo, que hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y cuanto hay en ellos!
Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios, me provocaron a ira con sus ídolos: y yo los moveré a celos con lo que no es pueblo, con nación necia los provocaré a ira.
Y levantándose muy de mañana al día siguiente, ¡he aquí a Dagón, caído otra vez en tierra sobre su rostro delante del Arca de Jehová! y la cabeza de Dagón, y las dos palmas de sus manos, yacían cortadas sobre el umbral de la puerta; solamente la parte que tenía de pez le quedaba.