Al dar su voz, hay un tumulto de aguas en los cielos; eleva también los vapores desde los extremos de la tierra; hace los relámpagos para la lluvia, y saca de sus tesoros el viento.
Y ningún arbusto del campo se hallaba aún en la tierra, y ninguna planta del campo había nacido todavía, (porque Jehová Dios no había hecho llover sobre la tierra), y no había hombre que labrase el suelo;
Extendió pues Moisés su vara hacia el cielo, y Jehová envió truenos y granizo, y el fuego descargó sobre tierra; y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto.
¿Habrá acaso entre las vanidades de los paganos quien haga llover? ¿o pueden los cielos mismos dar aguaceros? ¿no eres tú más bien, oh Jehová, Dios nuestro? Esperaremos pues en ti, porque tú haces todas estas cosas.
Y no dicen en su corazón: Temamos ya a Jehová nuestro Dios; a Aquel que nos daba las lluvias, así las tempranas como las tardías, en su sazón, reservando para nosotros las semanas determinadas de la cosecha.
Al dar su voz, hay un tumulto de aguas en los cielos; eleva también los vapores desde los extremos de la tierra; hace los relámpagos para la lluvia, y saca de sus tesoros el viento.
Porque he aquí que él es quien formó las montañas, y creó el viento, y anunció al hombre lo que es su pensamiento; el cual convierte la aurora en tinieblas, y anda sobre las alturas de la tierra; Jehová, el Dios de los Ejércitos, es su nombre.
¡PEDID a Jehová la lluvia en la sazón de la lluvia tardía! pues Jehová es el que da los relámpagos; y él os dará lluvias abundantes; a cada uno las plantas del campo.