¶Y Jehová me dijo: ¿Qué ves, Jeremías? Y respondí: Higos; higos buenos, sumamente buenos; e higos malos, sumamente malos, tanto que no se pueden comer de tan malos que son.
Y sucederá que de la manera que yo velaba sobre ellos para arrancar, y para dispersar, y para derribar, y para destruir, y para afligir, así velaré sobre ellos para edificar y para plantar, dice Jehová.
Porque yo soy Jehová; hablaré, y la cosa que dijere se efectuará; no se dilatará más; porque en vuestros mismos días, oh casa rebelde, diré la palabra, y la haré cumplir, dice Jehová el Señor.
Y él me dijo: ¿Qué es lo que ves, Amós? Y respondí: Un canasto de frutas de verano. Entonces Jehová me dijo: Ha llegado el fin de mi pueblo Israel; ya no le pasaré más por alto.
Mía es la venganza y la retribución; al debido tiempo resbalará su pie; porque se acerca el día de su calamidad, y se apresuran los males preparados para ellos.
¶Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras cuando hablasteis conmigo; y dijo Jehová: He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han dicho; bien han hablado cuanto te han dicho.