Empero la muchedumbre de tus enemigos será como el menudo polvo, y como el tamo volante, la multitud de los terribles: y esto sucederá en un momento, repentinamente.
A causa de tu rabia contra mí, y por cuanto tu soberbia ha subido y entrado en mis oídos, yo pondré mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.
Saquen a luz y nos declaren lo que ha de suceder: declarad las predicciones anteriores, sean cuales fueren, para que las consideremos, y sepamos en qué pararon; o, que nos hagan oír las cosas por venir.
¡Todas las naciones júntense a una, y congréguense los pueblos! ¿quién entre ellos anunciará esto, y nos hará oír las cosas anteriores? produzcan sus testigos para que sean justificados; o escuchen a mis testigos, y digan: Es verdad.
¡Pregonad, y hacedlos acercarse! sí, consulten ellos juntos. ¿Quién ha hecho saber esto desde la antigüedad? ¿quién desde remotos tiempos lo ha declarado? ¿Acaso no fuí yo, Jehová? y fuera de mí no hay Dios alguno. Dios justo y Salvador, no hay ninguno sino yo solo.