Pues yo, he aquí que yo voy a traer un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir de debajo del cielo toda carne que tiene en sí aliento de vida; todo lo que está en la tierra, morirá.
Y estas mis palabras, con que he orado delante de Jehová, estén presentes día y noche, ante Jehová nuestro Dios, para que mantenga la causa de su siervo, y la causa de su pueblo Israel, según hubiere menester de día en día:
porque derramaré aguas sobre la tierra sedienta, y corrientes sobre el sequedal: derramaré mi Espíritu sobre tu linaje, y mi bendición sobre tu descendencia;
También hasta vuestra vejez soy yo el mismo, y hasta las canas yo cargaré con vosotros; yo lo he hecho así, y yo os seguiré llevando; sí, yo cargaré con vosotros, y yo os salvaré.
Así dice Jehová: En tiempo acepto te he respondido, y en día de salvación te he ayudado; te preservaré también, y te pondré por pacto del pueblo; a fin de que vuelvas a levantar la tierra, y hagas poseer las herencias desoladas;
y la convertiré en una desolación: no será podada ni labrada, y subirán las zarzas y los espinos; y a las nubes impondré mandato que no lluevan gota sobre ella.
También, Jehová te guiará de continuo, y saciará tu alma en tiempos de sequía y vigorizará tus huesos; de modo que seas como jardín bien regado, y como manantial de agua, cuyas aguas nunca faltan.
Te alimentarás con la leche de las naciones; mamarás el pecho de los reyes; y conocerás que yo, Jehová, soy Salvador tuyo, y que tu Redentor es el poderoso Dios de Jacob.
Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os estableceré en vuestra propia tierra; y conoceréis que yo Jehová lo he dicho y lo he hecho, dice Jehová.