¡Míranos! porque tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos reconoce, e Israel nada sabe de nosotros: tú, ¡oh Jehová! eres nuestro Padre: ¡Redentor nuestro desde la eternidad, es tu nombre!
Con lloros vendrán, y en medio de suplicaciones yo los conduciré; los haré andar junto a corrientes de aguas, por caminos rectos en que no tropezarán: porque soy un Padre a Israel, y Efraim es mi primogénito.
¡Escucha, oh tierra! He aquí que voy a traer el mal sobre este pueblo, es a saber, el fruto de sus mismos pensamientos: porque no han escuchado mis palabras, y en cuanto a mi ley, la han rechazado con desprecio.
por tanto, ¡oh montañas de Israel! oíd el oráculo de Jehová el Señor: Así dice Jehová el Señor a las montañas, y a los collados, a las cañadas, y a los valles, a las ruinas, y a las ciudades abandonadas, que han venido a ser la presa y el ludibrio del residuo de las naciones que están alrededor;
ESCUCHAD esta palabra que Jehová ha hablado contra vosotros, oh hijos de Israel, (contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto,) diciendo:
REVELACIÓN de Jehová que tuvo Miqueas morastita, en los días de Jotam, de Acaz y de Ezequías, reyes de Judá; la cual tuvo él en visión respecto de Samaria y de Jerusalem.
Yo empero estoy lleno de poder, por el influjo del Espíritu de Jehová: lleno estoy de juicio justo, y de intrepidez, para declarar a Jacob su transgresión y a Israel su pecado.
El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor: pues si yo soy Padre, ¿dónde está mi honra? y si soy Señor, ¿dónde está el temor que se me debe? dice Jehová de los Ejércitos a vosotros, oh sacerdotes que despreciáis mi Nombre. Y decís: ¿En qué hemos despreciado tu Nombre?
y también en el desierto, donde habéis visto cómo Jehová vuestro Dios os llevó, cual lleva un hombre a su propio hijo, en todo el camino que anduvisteis hasta vuestra llegada a este lugar.
Hoy mismo llamo por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge pues la vida, para que vivas tú y tu simiente.
pongo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que infaliblemente pereceréis en breve de sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para poseerla; no prolongaréis los días en ella, sino que seréis del todo destruídos.