Como la apariencia del arco que suele haber en la nube en un día de lluvia, así era la apariencia de la refulgencia al rededor de él. Tal fué la apariencia de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando la ví, caí sobre mi rostro, y oí una voz que hablaba.
Y VÍ a otro ángel poderoso que descendía del cielo, revestido de una nube; y había un arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego:
Y el que estaba allí sentado, era semejante a la apariencia de una piedra de jaspe, y un sardio; y había un arco iris alrededor del trono, semejante a la apariencia de una esmeralda.