Y dijo Dios a Noé: El fin de toda carne ha llegado delante de mí; porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos, y he aquí que voy a destruirlos juntamente con la tierra.
Pero no pudiendo ocultarle por más tiempo, tomó para él una arquilla de juncos, y calafateóla con betún y con brea; y colocando en ella al niño, la puso en un carrizal, a la ribera del río.
los cuales en otro tiempo fueron incorregibles, cuando esperaba la larga paciencia de Dios, en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual unas pocas almas, es decir, ocho, fueron salvadas, pasando por medio del agua;