Y llegado que hubieron a la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, allí le hicieron el duelo con grande y muy dolorosa lamentación; pues hizo José por su padre duelo de siete días.
Y Esaú aborreció a Jacob por motivo de la bendición con que le había bendecido su padre; y decía Esaú en su corazón: Se acercan ya los días del duelo por mi padre; entonces mataré a Jacob mi hermano.
Y cuando vieron los Cananeos, habitantes de la tierra, el llanto en la era de Atad, decían: Llanto muy doloroso es este de los Egipcios; por tanto se le puso el nombre de Abel-mizraim, que está de la otra parte del Jordán.
Y cuando hubieron pasado los días del llanto por él, habló José a la casa de Faraón, diciendo: Si es que he hallado gracia en vuestros ojos, os ruego que habléis en oídos de Faraón, y le digáis:
se levantaron todos los hombres valientes, y quitaron el cadáver de Saúl, y los cadáveres de sus hijos, y los llevaron a Jabés; donde los quemaron, y enterraron sus huesos debajo de un roble, en Jabés, y ayunaron siete días.
se temerá también de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y el almendro echará sus blancas flores, y la langosta vendrá a ser una carga, y las ganas se acabarán; porque se va el hombre a su casa duradera, y los plañidores andarán por las calles:
ESTAS son las palabras que habló Moisés a todo Israel de este lado del Jordán, en el desierto, en el Arabá, al extremo opuesto al Mar Rojo, entre Parán, y Tofel, y Labán, y Hazerot, y Di-zahab.