Mas como viese José que su padre tenía la mano derecha puesta sobre la cabeza de Efraim, parecióle mal, y asió la mano de su padre para traspasarla de la cabeza de Efraim a la cabeza de Manasés.
Pero rehusó su padre, diciendo: Lo sé, hijo mío, lo sé; éste también vendrá a ser pueblo, y él también será grande; y sin embargo su hermano menor será más grande que él; y su linaje vendrá a ser una multitud de naciones.
Mas las prudentes respondieron, diciendo: Porque no suceda que no haya lo suficiente para nosotras y vosotras, id antes a los que venden, y comprad para vosotras.