Y dijo Dios a Abram: Sabe con toda seguridad que tu simiente será extranjera en tierra ajena, donde los reducirán a servidumbre y los oprimirán hasta cuatrocientos años.
Pues se esmeró en buscar a Dios durante los días de Zacarías, el cual era entendido en visiones de Dios; y en los días que buscaba a Jehová, Dios le prosperaba.
Aquella noche ví que, he aquí, un hombre iba montado en un caballo rojo; y se detuvo entre los mirtos que había en una hondonada; y detrás de él había caballos rojos, alazanes y blancos.
Él entonces les dijo: Escuchad mis palabras: Si hubiese profeta tal como vosotros, yo Jehová me daría a conocer a él en visión, o en sueños le hablaría.
¶Dijo empero Jehová a Gedeón: La gente que tienes contigo es demasiado numerosa para que yo entregue a Madián en mano de ellos, no sea que Israel se gloríe contra mí, diciendo: ¡Mi misma mano me ha salvado!