¡Sírvante pueblos, y póstrense delante de ti naciones: seas señor de tus hermanos, e inclínense a ti los hijos de tu madre! ¡Los que te maldijeren sean malditos, y benditos los que te bendijeren!
Mas Isaac respondió y dijo a Esaú: He aquí, por señor tuyo le he puesto, y le he dado por siervos a todos sus hermanos: de trigo también y de vino le he surtido; y por ti ¿qué podré hacer ahora, hijo mío?
Y le dijeron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros? ¿o te enseñorearás tú de nosotros? Y le aborrecieron todavía más a causa de sus sueños y sus palabras.
Estando pues Abdías en el camino, he aquí a Elías que venía a su encuentro. Y él le conoció, y cayó sobre su rostro y le dijo: ¿Eres tú mi señor Elías?