Por tanto sus habitantes se hallaban de corto poder; fueron acobardados y confundidos; vinieron a ser como la hierba del campo, y la verdura de legumbres, como hierba de los terrados, y como el trigo marchitado antes de su madurez.
Aunque él sea el más fecundo entre sus hermanos, vendrá un viento solano, soplo de Jehová, procedente del desierto; y se secará su manantial, y su fuente se agotará: el enemigo despojará el tesoro de todas sus alhajas deleitosas.
Herido de maldición ha sido Efraim; su raíz se ha secado; no volverán a dar fruto: y aunque tuvieren hijos, yo daré muerte al amado fruto de sus entrañas.