Y él dijo: Ruégote vayas y veas cómo estan tus hermanos, y cómo se halla el ganado; y tráeme la respuesta. Así le envió desde el valle de Hebrón, y él fué a Siquem.
Y le respondieron: Hemos soñado sueños, y no hay quien los interprete. Les respondió pues José: ¿No son de Dios las interpretaciones? ruégoos me los contéis.
También el rey respondió a Daniel, y dijo: ¡Es verdad que vuestro Dios es Dios de los dioses, y Señor de los señores, y revelador de secretos; visto que tú has podido revelar este secreto!
Y respondiendo, me dijo así: Ésta es la palabra que dice Jehová a Zorobabel: ¡No por esfuerzo, ni con poder, sino por mi Espíritu! dice Jehová de los Ejércitos.
Él entonces les dijo: Escuchad mis palabras: Si hubiese profeta tal como vosotros, yo Jehová me daría a conocer a él en visión, o en sueños le hablaría.
Y viendo esto Pedro, respondió al pueblo: ¡Varones israelitas! ¿por qué os admiráis de esto? ¿o por qué claváis la vista en nosotros, como si por nuestro propio poder o piedad hubiésemos hecho andar a este hombre?
Mas por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia que me fué dada, no fué en vano; antes bien he trabajado más abundantemente que todos ellos; mas no yo, sino la gracia de Dios que estaba conmigo.
Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que pongamos por obra todas las palabras de esta ley.