Mira que yo te pongo hoy sobre las naciones y sobre los reinos, para desarraigar, y para derribar, y para arruinar, y para destruir completamente; para edificar también y para plantar.
Y fué semejante a la apariencia de la visión que yo había tenido; es decir, como la visión que tuve cuando vine para destruir la ciudad; también las visiones eran parecidas a la visión que tuve junto al río Kebar: y caí sobre mi rostro.